A prueba: Dodge Challenger 2016

Imagine esta escena: Usted está detenido en un semáforo. Es el primero en la fila, aguardando a que la luz cambie a verde. Cada milímetro de su cuerpo siente el rugir del motor. Sus manos vibran sobre el volante. Y entonces, en ese pestañear de la luz que cambia de color, su pie presiona el acelerador y todos, todos los demás, se quedan atrás. Literalmente, como si estuvieran detenidos. Usted sonríe. Ha saboreado uno de esos pequeños grandes placeres de la vida… Su Dodge Challenger 2016, le regaló ese instante de felicidad.

El Challenger fue completamente refrescado el año pasado cuando se presentaron nuevos modelos, de modo que en esta vuelta no llega con un tremendo número de novedades pero es siempre un placer tenerlo en casa.

Este cupé de dos puertas puede llevar hasta cinco pasajeros. Y hay que decirlo, en los asientos posteriores hay espacio. Más del acostumbrado en este tipo de vehículos. Tras el rediseño del año pasado la cabina es más cómoda para todos, pero especialmente –en mi opinión- para el conductor. La información que se despliega tras el volante es casi infinita. Hay múltiples opciones con lo que todo lo que uno quiere queda frente a la vista, ayudando a que las distracciones sean mínimas.

El selector de marchas tiene un aire “retro” y de hecho se parece al que tenían los modelos Challenger de principios de los ’70. La calidad de los materiales es buena y tiene unos detalles metalizados que le dan dinamismo y un aspecto juvenil y al mismo tiempo, elegante. A eso, puede usted sumar la opción de tener tapicería a dos tonos, con lo que la posibilidad de crear un ambiente personalizado, se multiplica.

Como en otros modelos Dodge, todo lo que tenga que ver con la interacción entre sistema de entretenimiento e información, es de uso sencillo, casi intuitivo. La pantalla táctil básica es de cinco pulgadas, pero en el caso del modelo que tuve para la prueba, me tocó la de 8,4 pulgadas, que al ser más grande brinda una visibilidad superior.

El maletero ofrece 16,2 pies cúbicos y puede expandirse abatiendo las butacas traseras (60/40).

La suspensión es sólida, sin ser excesivamente dura, con lo que un viaje por carretera puede ser agradable y no lo deja a uno exhausto. Es rápido en la respuesta y dobla con precisión, transmitiendo una sensación que solo un verdadero “musculoso” puede ofrecer. Un poco en esa misma onda clásica, y en un mundo donde en general el freno de mano se opera con un botón, en este vehículo es “a la antigua”, con un pequeño pedal ubicado en el área del acelerador y el freno. Es algo que quizás no guste a todos pero que en lo personal, encuentro acorde con todo el producto.

A diferencia de otros tiempos en los que un auto de este tipo sólo estaba permitido solo a aquellos que dominaban la transmisión manual, ahora el placer de la conducción alcanza también a los que manejan con transmisión automática. En este caso, es de ocho marchas.

El modelo base del Dodge Challenger es el SXT con motor V6. Calza llantas de 18 pulgadas, tiene encendido y acceso sin llave, control de velocidad crucero, control dual de temperatura, volante telescópico forrado en cuero al que se le puede ajustar la altura, seis ajustes posibles para la butaca del conductor y butacas posteriores abatibles (60/40), tapicería en tela a dos tonos, conexión Bluetooth, pantalla táctil de cinco pulgadas, sistema de audio con seis parlantes y puertos auxiliares USB y para audio.

A ese modelo sigue el R/T con motor V8. Sus llantas son de 20 pulgadas, los frenos son de mayor potencia y la cámara posterior es estándar. En este nivel se incorporan el R/T Shaker, con una toma de aire más grande sobre la tapa del motor y con butacas forradas en cuero, a dos tonos, y el R/T Scat Pack que cambia al motor 392 V8 y usa frenos Brembo.

En las versiones Plus de cada uno de estos modelos la pantalla táctil es de 8,4 pulgadas, la tapicería en cuero, los asientos tienen ventilación, hay posibilidad de radio satelital, sistema UConnect de integración de comunicación, cámara posterior y luces antiniebla.

Paquetes de opciones como Leather Interior Group, Premium Sound Group o Super Track Pack también ofrecen alternativas extensas en cuanto a los ajustes para comodidad de los asientos, reporte de funciones de alto desempeño o llantas de 20 pulgadas, por mencionar solo algunas posibilidades.

Un nivel aún más arriba en la escala de las posibilidades, está el SRT Hellcat que cambia de motor respecto al SRT 392 (aunque por lo demás se parecen mucho) y lleva un V8 supercargado simplemente impresionante.

Todos los modelos Dodge Challenger SXT cuentan con un motor V6 de 3,6 litros que produce 305 caballos de fuerza y 269 libras por pie de torsión. Su consumo se ubica según cálculos de la EPA en 19 millas por galón en la ciudad y 30 en la carretera.

Los modelos R/T cuentan con un V8 de 5,7 litros, que entrega 375 caballos de fuerza y 410 libras por pie de torsión (caja manual) y dependiendo del modelo el consumo se ubica en 15/23 o 16/25.

El Scat Pack y el SRT 392 son propulsados por un V8 de 6,4 litros que brinda 485 caballos de fuerza y 475 libras por pie de torsión y el Hellcat, como ya mencioné tiene un V8 supercargado de 6,2 litros.

En materia de seguridad este vehículo cuenta estándar con frenos antibloqueo, control de estabilidad y control de tracción, bolsas de aire frontales, para las rodillas del conductor y laterales tipo cortina. La cámara posterior es estándar en algunos modelos –los Plus, el SRT 392 y el Hellcat- y gracias a las opciones se puede contar con alerta de tráfico en punto ciego o sistemas de alerta de colisión inminente. En pruebas de choque efectuadas por el gobierno el Dodge Challenger obtuvo cinco estrellas –el máximo posible- en protección general y lateral, y 4/5 en choques frontales.

El precio del Dodge Challenger arranca en los USD26.995 y el modelo que tuve para la prueba –Challenger R/T Scat Pack-, incluyendo opcionales, llegaba a los USD41.185.

Si desea saber más sobre este u otros modelos de Dodge, por favor visite: Dodge


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